El pasado mes de enero se cerró con 3.3 millones de parados, tras sumar 198.838 desde diciembre, según fuentes del Instituto Nacional de Empleo. Los niveles de paro alcanzados son históricos, y el incremento del último mes es el más alto en 13 años.
A pesar de las cifras paralizantes y los datos abrumadores, hay motivos para pensar que superaremos esta crisis financiera internacional. Moisés Naím, en un artículo publicado por El País el pasado 1 de febrero, enumera las que él considera que son sus cinco razones para el optimismo.
· En primer lugar, realiza una metáfora entre un infarto y la crisis mundial. Al salir de este trance, adoptará nuevos y saludables hábitos.
· Nueva clase política. Tras este crash económico vendrá un crash político, asegura Naím, y gran parte de los gobiernos tendrán que cambiar, forzosamente, su manera de hacer las cosas.
· Nuevos líderes. Con Barack Obama como estandarte, vendrán nuevos dirigentes con ideas frescas y ganas de hacer las cosas de un modo totalmente distinto.
· Hay más innovación que nunca, lo cual abrirá nuevas vías, nuevas oportunidades para abordar la crisis y superarla
· Moisés Naím para concluir afirma que somos más generosos que nunca. Internet ha contribuido a reforzar la filantropía y las nuevas generaciones están mucho más concienciadas que antes. La crisis aumentará la emergencia por hacer algo.
Estamos viviendo momentos de gran incertidumbre. Empiezan a abundar en nuestro país las familias con todos sus miembros en paro, las fábricas cierran, los pisos no se venden. Los bancos, que antes concedían alegremente hipotecas basura a quien se le pusiera por delante ahora cierran el grifo de manera contundente. Las ayudas no llegan o son insuficientes.
La economía mundial parece desmoronarse ante nuestros ojos y nosotros no podemos hacer otra cosa que lanzar gritos de "Yo sabía que esto iba a acabar mal". La cosa está fea, muy fea. Pero es el momento de elegir sacar pecho y superar esta parálisis económica mundial. Puede que una buena manera de concluir este artículo sería con un enunciado del mismo Naím: "Estos argumentos, repito, son fáciles de defender y no constituyen mayor reto intelectual. Lo difícil es buscar razones válidas para ser optimistas. Difícil, sí, pero indispensable. Intentémoslo".