lunes, 13 de abril de 2009

Que viene el lobo II

El PRS-700 no acaba de nacer y Amazon ya ha contraatacado con el Kindle 2. Mientras tanto, Fujitsu ya ha anunciado para la primavera el primer dispositivo a color del mercado.
Este invento supone un antes y un después en el mundo editorial. Asistimos a grandes transformaciones que afectarán a nuestro modo de leer, de consumir cultura, de relacionarnos y que sacudirán fuertemente al mercado. Las empresas que luchan por imponerse con un único dispositivo han acertado con la fórmula mágica. Solo se trata por de mejorarla todos lo medios que estén a su alcance. Esta carrera de fondo mantiene a libreros, editores y distribuidores en vilo. Los gremios relacionados con el libro, que tradicionalmente han sufrido pocos cambios, ven desfilar ante sus atónitos ojos una serie de cambios que pueden suponer una seria amenaza para el papel.
Pero papel y tinta electrónica convivirán largos años, solo que cada uno responderá a distintos hábitos. Uno, seguirá siendo símbolo de recogimiento, de charla con uno mismo, incluso de fetichismo; continuaremos deletándonos con el olor de sus páginas, el ris-ras- del hojeo, la rugosidad del tacto. El otro, evitará desviaciones de columna en las aulas, será el confidente de muchos profesionales y nuestro equipaje de mano. Ambos satisfarán exigencias muy diversas y lo harán muy bien. Mientras escribo estas líneas escucho un vinilo de un grupo actual. La aguja roza con delicadeza el disco y la música envuelve la habitación. Una prueba tangible de que las cosas buenas no tienen por qué desaparecer.

domingo, 5 de abril de 2009

Que viene el lobo I


Hoy, un interesante reportaje en EPS sobre el advenimiento del e-book. No dice nada que el mundo editorial no sepa o no tema, pero logra contextualizar la cuestión con gran tino y proporciona ciertas claves para vislumbrar la tendencia actual mundial.
¿Hacia donde nos dirigimos? Esa es la cuestión. El resto son afluentes que de ella manan o que en ella mueren. Y un tema muy recurrente en mi lugar de trabajo, como no podía ser de otra manera.
Trabajo en una editorial y librería. Ocupo una silla en medio de un mar de libros. De papel, se entiende. Para añadirle más tabasco al asunto, mi equipo y yo llevamos la librería virtual –pequeña avanzadilla en la era de la tecnología-. Desde hace algunas semanas, hemos comenzado a vender libros electrónicos. Nuestra sorpresa no ha sido la buena aceptación de este nuevo producto, sino que ya son varios los clientes que nos han pedido que les enseñemos cómo pasarlo a su dispositivo electrónico.
En casa tengo uno de esos. Un Sony Reader PRS-500, un par de versiones por detrás del novísimo y ultrafinísimo PRS-700 que Sony acaba de sacar. Tan solo se llevan unos cuantos meses, pero el mío parece sacado de un museo. Tosco, pesado y con deficiente definición. La tecnología nos ha enseñado a apretar la tecla del fast forward a todo lo que nos rodea.